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Mejorando la construcción del presupuesto.

Aquí estamos otra vez. En octubre y presentando las primeras salidas para el presupuesto del próximo año. Envueltos en reuniones y más reuniones, luchando para no ver cómo se nos aumenta el objetivo de ingresos, mientras se reduce el de gasto sin dar muchas explicaciones del porqué. Demasiada energía invertida en un proceso tan poco enriquecedor y que en muchas ocasiones termina con el director general imponiendo su propio presupuesto a la organización, en un intento de parar las reyertas.

A pesar de todo, no hay prácticamente ninguna compañía de cierto tamaño que se precie que no afronte todos los años la misma tarea. Hay demasiado riesgo gestionando una compañía sin un plan.

Por un lado, el budget es una gran herramienta para delegar autoridad a lo largo de la organización y asegura que los gestores han entendido cuales serán los parámetros por los que se medirá su rendimiento.

Por otro lado, el presupuesto anual es un compendio que incluye elementos financieros y operativos, datos internos y externos de manera que se explicita el mecanismo por el cual se monetiza la propuesta de valor de la compañía. Pero a la hora de la verdad, siempre parece que falta información.

Es precisamente aquí donde nos encontramos con el principal escollo. En muchos casos, se confunde el presupuesto anual con una exposición infinita de datos y más datos, aliñados con complicadas operaciones matemáticas que tienen como única misión la justificación de las cifras, pero que no hablan en absoluto de cual es la relación entre la aplicación de presupuestos de inversión a ciertas áreas, clientes o productos y la variación de los resultados del negocio. No se percibe en la lectura del presupuesto una comprensión clara de cuales son las palancas del negocio y cual es la sensibilidad del mismo a las distintas presiones que se pueden aplicar sobre dichas palancas.

A lo largo de todos estos años hemos identificado una serie de buenas prácticas que permiten mejorar la eficacia del “proceso de presupuestación”; ahí van.

Empezar por la demanda. Una correcta comprensión de la demanda asegura que cada unidad de negocio, marca o producto persigue una línea de ingresos que responde a una correcta satisfacción de los clientes y consumidores y no es simplemente un ejercicio voluntarista o una mera respuesta a las necesidades financieras.

Atreverse a romper con el reparto del año pasado. Seguramente no hay nada más pacificador que aplicar el criterio de reparto del año anterior. Sin embargo, seguramente tampoco hay otra práctica que resulte tan poco eficaz a la hora de mejorar el rendimiento de una organización. Mantener los mismos criterios de reparto lanzar a la organización un mensaje claro: todo sigue igual.

Asignar un papel claro a cada unidad de negocio/marca/producto etc…A pesar de su larga historia, Invertir para crecer, ordeñar, mantener o eliminar continúan siendo 4 estrategias válidas en la actualidad. Tener una clara idea de cuál es la estrategia para cada una de las unidades del negocio incluidas en el presupuesto nos facilitará mucho la vida a la hora de decidir la asignación presupuestaria anual.

¿Y si cambio cosas? Conocer las curvas de respuesta de cada una de las unidades de ingreso ante las variaciones de los presupuestos de ventas y marketing es uno de los conocimientos más útiles para el gestor del negocio y la manera más fácil de aproximarse a la optimización del presupuesto. Más allá de los complejos modelos económétricos, hay una herramienta que utiliza el juicio de los gestores y que nos permite calibrar esa curva de respuesta. Pregúntese ?que sucedería si partiendo del nivel de presupuesto de apoyos a la venta del año anterior este año nos gastamos 0?. ¿Y si nos gastamos la mitad? Y…¿qué hay si nos gastamos el 50% más que el año pasado? ¿Y si en vez del 50% más, simplemente nos lo jugamos todo y nos gastamos el doble? Esta sencillo experimento diseñado por Little en los años 70 y conocido como “decision calculus” permite incorporar el juicio de los gestores utilizando lo que se conoce como “datos subjetivos” al proceso de planificación. Si su organización no tiene respuesta para estas preguntas, comience a pensar que no sabe como funciona su negocio.

Utilice el presupuesto como revisión del negocio e impulso para el cambio. El presupuesto anual puede tener dos grandes utilidades: mejorar la comprensión del negocio y alinear a la organización. En épocas de cambio el presupuesto puede convertirse en la marmita donde se cuece la pócima mágica o un soso caldo sin sustancia.

Considere el presupuesto no como una colección de cifras, si no más bien como un entorno. Parece más fácil acertar para el próximo año un punto mínimo y un máximo con una cierta probabilidad que una sola cifra con el 100% de probabilidad. Asignar probabilidades a ciertos escenarios parece una práctica muy sabia teniendo en cuenta que en un entorno cambiante tendrá que asumir que su presupuesto tiene que incluir planes de contingencia.

¿Todo el mundo contento? Ummm…si cree que lo ha conseguido…está bien, pero si no…¡tranquilo! En realidad es imposible.

Descarga aquí el texto completo…

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Rediseñando Territorios en la Fuerza de Ventas (2)

Alineando los territorios de la fuerza de ventas.

El alineamiento de los territorios de la fuerza de ventas es finalmente una cuestión de personas. Los cálculos necesarios pueden ser realizados por cualquier computador, pero en definitiva, con lo que hay que lidiar es con la resistencia al cambio de las personas que integran la red.

Estas son las principales fuerzas contra las que hay que luchar a la hora de introducir cambios en los territorios de ventas.

  • El rediseño de territorios afecta directamente a la vida de las personas.
  • El cambio de territorios puede necesitar del movimiento de personas y sus familias a distintas ciudades. Incluso si esto no es necesario, cada vendedor afectado tendrá que visitar a nuevos clientes a quienes no conoce y con quienes debe desarrollar nuevas relaciones. A menudo los movimientos de territorio llevan también asociados cambios en la líneas de reporte y cambio de jefe directo. Todas estas fuentes de incomodidad e incluso stress hacen que el rediseño y alineación de los territorios sea percibido como amenazante para los integrantes de la red.
  • El rediseño de territorios interrumpe temporalmente las relaciones con los clientes. En muchos mercados, los vendedores necesitan desarrollar una profunda relación con los clientes de cara a obtener buenas dosis de información relevante. Los cambios de territorio afectan decisivamente al flujo de estas relaciones y deben llevarse a cabo previendo un proceso de cambio suave antes de que el cambio de territorio se complete.
  • El plan de incentivos y la remuneración variable desincentivan el cambio. Los planes de incentivos introducen en la fuerza de ventas comportamientos que no están completamente alineados con los intereses de la compañía. Por ejemplo, los planes basados en volumen de ventas hacen desear un mayor número de clientes de aquel al que los vendedores pueden dar un servicio óptimo. Los planes basados en el crecimiento hacen desear territorios con un mayor número de clientes potenciales. La realidad es que los vendedores con buenos territorios no quieren abandonarlos nunca y verán siempre cualquier cambio a la luz de las posibles desviaciones en sus resultados. Cuanto mayor sea el peso de la parte variable en la remuneración de los vendedores mayores frenos habrá al proceso de realineamiento de territorios, por lo que es conveniente revisar el plan de remuneración de acuerdo con el plan de rediseño de territorios.
  • Los datos necesarios para el rediseño siempre son mayores que los datos realmente disponibles. Realinear los territorios de una fuerza de ventas necesita en muchos casos de algunas decisiones difíciles. Estas decisiones se toman con mayor confianza cuando existen datos que las soportan. Sin embargo, ante decisiones difíciles las necesidades de datos siempre superan a las disponibilidades. La falta de confianza en la base de datos de clientes, en la actualización de las rutas y de los partes de ventas o de las estimaciones del potencial de los clientes, son algunos de los argumentos utilizados para retrasar decisiones o procesos necesarios de rediseño de territorios.

Algunos elementos a tener en cuenta en el proceso.

  1. Centrarse en el territorio no en las personas.

Los territorios se construyen para dar servicio los clientes. Los procesos de alineamiento se conciben para mejorar el potencial de ventas no para satisfacer a los vendedores. No es conveniente diseñar los territorios en función de las habilidades específicas de personas en concreto. Imagine que estas personas pueden abandonar la compañía en cualquier momento.

A la hora de tomar decisiones en un territorio hágase las siguientes preguntas.

  • ¿Es esta decisión la mejor con independencia de quien es el actual vendedor de la zona.
  • ¿Es esta la mejor decisión teniendo en cuenta a los clientes?

2. Una carga de trabajo equilibrada ayuda a maximizar la correcta cobertura de los clientes.

Los clientes en cada territorio recibirán un servicio equilibrado si los distintos vendedores tienen una carga de trabajo similar. No obstante, si el tamaño de la fuerza de ventas no es el adecuado los clientes pueden estar siendo visitados con una frecuencia excesiva o insuficiente más allá de que todos estén afectados por igual por esta circunstancia.

3. Los incentivos deben diseñarse para el trabajo y el rendimiento personal no el del territorio.

Un muchas ocasiones, vendedores mediocres reciben premios que no se merecen simplemente porque les ha tocado trabajar en un gran territorio. Estas desigualdades son causa de desmotivación en la red. Tener territorios equilibrados ayuda a introducir equilibrio en los premios e incentivos.

4. Evite la trampa de sobrevalorar la experiencia local.

El proceso de realineamiento de los territorios debería partir de un análisis global, seguido de una serie de directrices que son posteriormente ajustadas por vendedores y supervisores.

Hacerlo al revés supone que las decisiones que en mayor medida afectan al rendimiento se toman sin tener en cuenta una perspectiva global y solo atendiendo a los intereses locales de cada territorio.

5. Prepare un programa de transición.

Los programas de transición están pensados para minimizar la ruptura o interrupción temporal de las relaciones provechosas con los clientes. Dado que el rediseño de los territorios suele llevar asociado una carga considerable de incomodidad e incertidumbre parece apropiado preparar la transición con tiempo y atención a los detalles.

Pero al final….

Los beneficios de un buen alineamiento de los territorios son significativos. Para completar con éxito un programa de rediseño de territorios es necesario prestar una atención exquisita a ciertos elementos de cálculo como la carga de trabajo, potencial del negocio de la zona, distribución etc…Sin embargo el mayor freno se encuentra en la resistencia al cambio de las personas. Veamos si alguna de los siguientes comentarios le suena:

“No sé cómo piensan que llegue al objetivo si me están quitando el 20% de mis clientes”

“No podemos tomar decisiones sin tener claro cual es el potencial de los clientes actuales en cada zona y eso hoy en día no lo sabemos”.

“No podemos tocar ese territorio. Fulanito lleva más de 20 años visitando a los mismos clientes y tiene una gran consideración en la zona.

Los cálculos pueden hacerse en cualquier computador. A las personas solo les convencen otras personas.

Para un enfoque técnico del problema de diseño de territorios haz click aquí.

Descarga aquí el caso completo en pdf.

 

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Rediseñando territorios en la Fuerza de Ventas (1).

Un mal rendimiento de la fuerza de ventas se atribuye en ocasiones a deficiencias en las capacidades de cada uno de los vendedores cuando en realidad, en muchas ocasiones se debe a un mal diseño de los territorios. También sucede al revés cuando sobrevaloramos las capacidades de vendedores que tienen la suerte de estar trabajando en territorios de gran potencial.

¿En qué consiste el alineamiento de territorios?

La fuerza de ventas tiene una capacidad limitada y los clientes necesitan una cobertura determinada sobre sus necesidades de visitas y pedidos. La asignación de la cobertura de esas necesidades de los clientes a cada uno de los integrantes de la fuerza de ventas es lo que llamamos diseño de territorios de ventas.

En muchas organizaciones no existe un alineamiento exclusivo entre los distintos territorios, como en los servicios financieros o seguros y se produce un efecto de superposición de las zonas geográficas. Sin embargo, en la mayoría de las fuerzas de ventas en otros sectores el diseño de los territorios se hace de manera que no se produzcan ni superposiciones ni vacíos. (No gaps, no overlaps)

Un diseño defectuoso de los territorios tienen una serie de consecuencias importantes. En primer lugar el esfuerzo en tiempo de viaje y «horas fuera de casa» de los integrantes de la fuerza de ventas suele ser mayor, lo que suele repercutir en  costes operativos más elevados, niveles de servicio proporcionados a clientes insuficientes y el tiempo dedicado a la captación de nuevos clientes, reducido.

Por otro lado, un diseño equilibrado permite un incremento en las ventas derivado de una mejor cobertura de servicio a los clientes. Se produce también un equilibrio en la carga de trabajo de los integrantes de la red, una reducción de los viajes y una consecuente mejora del clima y la moral de los vendedores.

En nuestra experiencia se producen una serie de eventos clave que disparan la necesidad de un «realineamiento» de los territorios.

  • Procesos de fusión o adquisición.
  • Cambios en el tamaño de la fuerza de ventas por reestructuración
  • Señales emitidas por los clientes
  • Mensajes de la propia fuerza de ventas.
  • Cambios en la estructura de la demanda y cambios demográficos.
  • Nuevos productos.
  • Vínculos demasiado largos entre vendedores y clientes.

No obstante, el alineamiento de los territorios no está exento de dificultades. Hay toda una colección de fuerzas que actúan en contra y que no se deben menospreciar.  Continuará…..

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